María Antonieta Flores, ganadora del PAT 2001

Un poemario,
un libro
de viajes

Con "Índigo", Flores ganó la primera edición del Transgenérico, una obra de “paralelismos entre el yo poético, el amor y la ciudad”.

POR: Fundación para la Cultura Urbana

¿Cómo describirías tu libro ganador del PAT?

—Describiría a Índigo como un libro de viajes con una estructura tradicional de tres partes, las cuales titulé: conocida, extranjera y desconocida. Su primera parte habla de Caracas, la Caracas del centro con el nombre de sus esquinas en un viaje hacia la infancia y el pasado; extranjera habla de una ciudad en la que estoy de paso, es de un presente relativo; y desconocida es sobre una ciudad deseada e imaginada, casi onírica. A la par, transcurre una historia de amor. La imagen que recorre el libro es un color: índigo y adquiere connotaciones eróticas. De igual forma, los títulos de las tres partes se refieren a estados interiores del yo, por eso están nombrados en femenino, por lo que Índigo se construye gracias a paralelismos entre el yo poético, el amor y la ciudad.

Índigo

¿Cuál de los libros ganadores del PAT recomendarías?

Tiempo hendido, de Roberto Martínez Bachrich, no solo por su tema, la vida y obra de Antonia Palacios, sino por la posición radical de su autor ante la obra: dejó que la obra lograra su esplendor a pesar de alcanzar 400 páginas y complicar su posibilidad de edición. Por fortuna, ganó la décima edición de este premio. Es y cito a Roberto en su dedicatoria manuscrita en mi ejemplar, «un ejercicio de desmesura enamorada» y en esto consiste, en parte, el misterio de la escritura. La edición, hermosa y sencilla, recoge un completo testimonio iconográfico.

También debo mencionar a Florencio y los pajaritos de Angelina, su mujer, de Francisco Massiani, y las obras de Gina Saraceni, Jacqueline Goldberg, Alberto Hernández, Ricardo Ramírez Requena, Arturo Gutiérrez Plaza, Gustavo Valle, Pedro Plaza Salvati. Si a ver vamos, habría que recomendar a todas, que méritos tienen.

¿Tienes alguna manía o rito para escribir y leer?

—Manías, ninguna. Rituales tuve en el pasado. Imposible mantener mis sencillos rituales en las circunstancias actuales que vivimos como país. La lectura, sobrevive; la escritura, persevera.

 

Imagen de cabecero: detalle de la fotografía de El Calvario en la urbanización El Silencio, circa 1957. Autor desconocido. © Archivo Fotografía Urbana.

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