Arturo Gutiérrez Plaza,
ganador del PAT 2009

Poesía y ciudad

Para Gutiérrez Plaza, "Itinerarios de la ciudad en la poesía venezolana: una metáfora del cambio" ofrece un mapa histórico del conjunto de nuestra tradición poética

POR: Fundación para la Cultura Urbana

¿Cómo describirías tu libro ganador del PAT?

—Es un estudio en el que, desde una perspectiva múltiple que da cuenta de los procesos de transformación sociales, económicos y políticos de Venezuela a lo largo de su historia hasta los albores del siglo XXI, se indaga en la comprensión de las formas y estrategias de representación de la ciudad y la vida urbana en la poesía venezolana, fundamentalmente de Caracas, desde la Colonia hasta la generación de poetas nacidos en los años 30 del siglo pasado.

El libro pretende ofrecer un mapa histórico del conjunto de esta tradición poética, mediante el análisis diacrónico de la presencia dinámica y cambiante de diversos tópicos relativos a los imaginarios simbólicos, las determinantes estéticas y las representaciones y prácticas espaciales de la ciudad y lo urbano, que han guiado la variedad de formas adquiridas por esos espacios de representación, los poemas, a lo largo de la historia del país.

¿Cuál de los libros ganadores del PAT recomendarías y por qué?

—Me resulta imposible inclinarme por un libro en particular. Creo que, sin duda, todos tienen méritos suficientes para ser recomendados sin reparos. Yo diría que la colección conformada por los libros ganadores del PAT es una muestra elocuente y muy valiosa de la faena intelectual, cultural y literaria del país a lo largo de los últimos 20 años. Una referencia ineludible para quienes aspiran a un mejor entendimiento de esta Venezuela que nos ha tocado vivir.

¿Tienes alguna manía o rito para escribir y leer?

—Me gusta leer y escribir temprano en la mañana. Soy madrugador. Luego del primer café me dispongo siempre, con lápiz en la mano, a avanzar en la lectura de algún libro. Me gusta anotarlos, dejar marcas de lectura y comentarios en las páginas de esos amigos cotidianos.

Nunca he escrito un poema directamente en el computador, lo hago con bolígrafo. Tengo varios cuadernos en los que voy trabajando en los diversos borradores, siempre en manuscritos, hasta que siento haber alcanzado uno ya susceptible de ser pasado en limpio en una versión digital. Sobre esa sigo trabajando en archivos independientes donde voy acumulando borradores de cada poema. Así puedo, también, registrar la traza del proceso de escritura de cada uno de ellos, lo cual en muchas ocasiones me resulta de interés para indagar en “la historia” de cada poema y recoger enseñanzas en ese camino.

En el caso de la escritura ensayística procedo de un modo completamente distinto. Las exigencias investigativas me llevan por lo general bastante tiempo, acumulo muchas notas. Sin ellas me siento indefenso para comenzar a armar el esquema de partida que me servirá como impulso para iniciar la escritura del texto. Ese esquema de partida con frecuencia lo modifico sucesivamente o hasta lo abandono, pero sin él no existiría el futuro ensayo o trabajo académico de investigación. Cuando escribí Itinerarios de la ciudad en la poesía venezolana: una metáfora del cambio, luego de realizada la pesquisa investigativa a lo largo de varios años, me impuse un ritmo de escritura de cinco páginas diarias. Cumplir con esa disciplina fue decisivo para sacar adelante ese proyecto. Otras investigaciones que he hecho siguen engavetadas, esperando el día en que pueda acogerme a esos rigores. Espero que sea pronto.

 

Fotografía de Caracas de Wladimir Andarcia, disponible en Pixabay.

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