Alberto Hernández,
ganador del PAT 2017

“Mi libro es una
biografía múltiple”

Para Hernández el catálogo de libros ganadores del PAT son un muestrario de “nuestras urgentes necesidades de decir”

POR: Fundación para la Cultura Urbana

¿Cómo describirías tu libro ganador del PAT?

—Soy poco dado a hablar acerca de lo que escribo. No obstante, me atrevo a afirmar que el libro El nervio poético, novela o artefacto literario, como ha sido calificado por algunos, es una muestra de mi afecto por la literatura venezolana y por algunos autores, tanto narradores como poetas. Pese a la poca participación de la llamada crítica profesional referida a la presencia de mi libro, sostengo que esa historia recoge parte de lo que yo era, soy y seguiré siendo en lo que tiene que ver con mi experiencia con algunos escritores del país. En él vacío las anécdotas, reales o afiliadas como ficción, donde relato y describo parte de la vida de tantos personajes, unos elevados, otros olvidados, de nuestra muy afectada realidad literaria e histórica. Podría describirlo como una biografía múltiple, plural. El recuento o inventario de nuestros afectos, defectos y templanzas. De nuestros fracasos y éxitos en un país de profundas ansiedades y pocas cercanías.

Pepe Barroeta por Vasco Szinetar

Pepe Barroeta retratado por Vasco Szinetar

Eugenio Montejo

Eugenio Montejo

De esta manera, sin ser parte del árbol que consigna halagos, creo que mi libro es un estadio donde Pepe Barroeta y Eugenio Montejo son la voz de un país que se deshace en medio de mezquindades, revolcones ideológicos, egos inflamados y pasiones solitarias.

Este es un libro en el que, de caber alguna descripción, no pasa de ser parte de lo que mañana será el olvido.

El nervio poético

¿Cuál de los libros ganadores del PAT recomendarías?

—Son varios, pero enumerarlos sería injusto. Me gusta Constancia de la lluvia, ese diario de Ricardo Ramírez Requena que contiene todos los géneros. Es novela, cuento, ensayo. Es un libro que completa la búsqueda de quien lo lee. Por eso me gusta. Además, la limpieza del idioma, la manera cómo aborda lo íntimo y lo público.

Las horas claras, de Jacqueline Goldberg, novela que se hace historia en poesía o poesía en historia. Un libro inteligente, cuya estructura empuja a muchas lecturas.

Lo que me dijo Joan Didion, de Pedro Plaza Salvati, me gusta por esa mirada amplia, a veces desmesurada de una cultura tan abierta como la de Nueva York, y la presencia de Didion como bisagra para fortalecer el relato.

No puedo dejar de mencionar el libro de Pancho Massiani, Florencio y los pajaritos de Angelina su mujer, por ser parte de nuestras inocencias, por sacarnos el niño y el adulto que llevamos en la vejez y que olvidamos.

Happening, de Gustavo Valle, por el recorrido que hace por el espíritu de una parte del país y por el   creado en su narración.

Hay muchos más que en este momento no tengo a mano. De tenerlos todos llegaría a la conclusión de que forman un todo que fortalece nuestra literatura y renombra el ámbito huérfano de nuestras confusiones. Es decir, en medio de tantas urgencias, estos libros ganadores del concurso de la Fundación para la Cultura Urbana recogen nuestros extravíos, nuestras ansiedades, nuestras urgentes necesidades de decir.

¿Tienes alguna manía o rito para escribir y leer?

—No, no tengo manías. Aunque en estos tiempos maníacos, no me extrañaría que aparezca alguna por ahí y me sorprenda en medio de una metáfora.

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