"Los verdaderos paraísos" es un libro sobre el desarraigo que, ambientado en el mar, es a la vez un homenaje a la literatura, especialmente a la obra de Albert Camus
POR: Fundación para la Cultura Urbana
¿Cómo describirías tu libro ganador del PAT?
—El libro nace de una angustia, la angustia de no pertenecer. A medida que avanza va explorando los senderos de una identidad fragmentada y múltiple. Quizás sea un libro sobre el desarraigo y sobre la construcción de una subjetividad. Está ambientado en el mar, eso explica su naturaleza poética y su delirio. También quise que fuera un homenaje a la literatura y, en específico, a la obra de Albert Camus. Por ese motivo, el viaje, la extranjería y el absurdo son temas centrales de esta historia.
Me propuse contar, antes que nada, una historia íntima y honesta.
¿Cuál de los libros ganadores del PAT recomendarías?
—Las horas claras, de Jacqueline Goldberg. Es un libro inclasificable y hermoso, tal vez uno de los más fieles al espíritu del premio. La prosa poética siempre ha ejercido en mí una extraña fascinación. Y Ficciones asesinas, de Krina Ber, que es un retrato de época a la vez que un extraordinario ejercicio de inventiva. Es un artefacto para pensar los conflictos de la Venezuela actual: la represión, el desamparo, la violencia, recreados por la sagacidad de una mujer adulta, una mujer que escribe y se enamora de su vecino y piensa en cómo resolver un caso detectivesco mientras va a hacer la cola para el pan.
¿Tienes alguna manía o rito para escribir y leer?
—Tengo toda clase de rituales. Escribo en la mañana, no pongo un dedo en el teclado sin probar café. Me rodeo de libros, como una fortaleza de ideas. Algunos de ellos me hablan, sin ese diálogo me es imposible escribir. Tomo notas de campo, las transcribo y selecciono. Leo cientos de veces una misma página escrita. Guardo silencio, rara vez leo mis cosas a otros. He escrito novelas sin que nadie sepa que escribo. También creo que viajar le hace bien a la imaginación y conocer gente y amar, eso que podría llamarse el culto al riesgo.
Imagen de cabecero disponible en Pixabay.