“De Alemania vino un barco cargado de empresas” tuvo como invitado a Carsten Todtmann, quien hizo un repaso minucioso por la historia de la migración alemana en nuestro país y su legado.
POR: Fundación para la Cultura Urbana
En la tercera sesión del ciclo Venezuela país de inmigrantes: gratitudes de ida y vuelta, titulada “De Alemania vino un barco cargado de empresas”, el invitado fue Carsten Todtmann: editor, librero, fotógrafo, gran conocedor de la geografía nacional y quien lleva las riendas de Oscar Todtmann Editores (OTE).
Carsten Todtmann es nieto de Clarita Behrens de Schierenberg, hija de Emma Braun Vollmer y Adolfo Behrens, gerente de la Casa Blohm y cónsul del imperio alemán en Venezuela en el año 1880, e hijo de Dita Salpeter y Oscar Todtmann: toda una herencia germánica para un venezolano que ha vivido entre ambas culturas, que parecen antagónicas, por ello escribió el libro Dos mundos, que son sus memorias, en las que repasa la condición migrante de su ascendencia y su integración a nuestro país.
Tulio Hernández, fundador y director de la Cátedra Permanente de Imágenes Urbanas (CaPIU), comenzó recordando el sentido de este ciclo: “ese concepto de gratitudes de ida y vuelta es una manera de reconocer dos cosas: la gratitud que sentimos los venezolanos por el aporte que han hecho para nuestro desarrollo como sociedad, como cultura, las distintas migraciones que han venido y la gratitud que sienten los inmigrantes por este país que los ha recibido, generalmente, con los brazos abiertos y con mucha capacidad de integración”.
A continuación empezó su característica etapa de “calentamiento” con el invitado, en esta oportunidad mostrándole una serie de imágenes: Ambrosio Alfinger; Alejandro von Humboldt, el mejor embajador de Alemania, en palabras de Carsten Todtmann; los valles de Aragua, muy ligados al apellido Vollmer; luego una foto de Gustav Vollmer y Panchita Ribas y Palacios, prima hermana del Libertador y sobrina José Félix Ribas; y la portada del libro Los alemanes en el Táchira (siglos XIX-XX). Memorias de Heinrich Rode, en el que el autor da cuenta de un grupo de alemanes que se asentaron en ese estado andino en donde tuvieron una gran importancia en el plano comercial; para luego dar paso a fotografías que forman parte del universo familiar de Todtmann.
Más adelante, el invitado se refirió a las oleadas migratorias más significativas de alemanes a Venezuela, que se remontan al siglo XIX, luego del proceso de independencia, en el que llegaron vendedores y comerciantes, entre ellos Gustav Vollmer; una segunda oleada integrada, principalmente, por ingenieros y técnicos que participaron en el proyecto ferroviario conocido como el “ferrocarril alemán”.
Una tercera oleada se dio antes del estallido de la II Guerra Mundial, cuando una gran cantidad de alemanes se vieron obligados a abandonar su país empujados por el régimen nazi y, por último, una cuarta oleada que se llevó a cabo en la posguerra, etapa en la que llegaron los padres de Carsten Todtmann.
Además, esta sesión brindó la oportunidad de conocer cómo nació la icónica Librería Alemana y la manera en que Todtmann dejó de lado su aspiración de trabajar en el llano venezolano para convertirse en librero y editor; también la anécdota de cómo logró que José Ignacio Cabrujas escribiera el ensayo La ciudad escondida; y la forma en que se gestó la publicación del libro La otra isla, de Francisco Suniaga; entre otras historias.
Si bien la migración alemana no fue tan numerosa como la de otros países, nos ha dado una significativa cantidad de talentos cuyo aporte a nuestra cultura es indiscutible; escritoras como Ida Gramcko, Elizabeth Schön, Verónica Jaffé, Hanni Ossott, Claudia Sierich; arquitectos como Dirk Bornhorst, Klaus Heufer, Federico Beckhoff; médicos patólogos como Rudolf Jaffé y Karlhanns Salfelder; artistas plásticos como Luisa Richter, Miguel von Dangel, Gertrud Goldschmidt (Gego); y tantos otros creadores y empresarios que, en su momento, apostaron al país y ganaron.
Les invitamos a ver esta sesión y disfrutar de una parte de nuestra historia de la mano de Carsten Todtmann, un luchador en el campo editorial, un venezolano con un gran sentido de pertenencia y del humor.